Esta tarde terminé de ver la serie de HBO denomina Girls, una producción americana que empezó en 2012 y constó de seis temporadas. La protagonista de esta serie es Hannah Horvath, una joven mujer quien ha culminado la universidad y se encuentra en aquella fase de la vida en la cual tiene que buscar un trabajo, para así conseguir independizarse económicamente y cumplir con sus sueños profesionales. Hannah, originaria de Michigan, deja su ciudad natal y se instala en la Gran Manzana para convertirse en lo que cree ser su destino, ser una escritora de renombre, la voz de una generación. Todo el futuro parece promisorio, y con Nueva York como telón de fondo, se va desarrollando la vida de Hannah desde sus tiernos veinte años en adelante.
Hannah, hija única, fue criada y protegida por sus amorosos y dedicados padres; y, también cuenta con un grupo bastante heterogéneo de amigos, todos ellos personajes complejos y a los que es posible ir conociendo en todas sus dimensiones durante el desarrollo de la serie. Hannah tiene tres amigas muy especiales y cercanas quienes también viven en Nueva York y comparten la ilusión de que en la gran metrópoli llegarán a cumplir sus más ansiados sueños. Ellas forman parte de ese enorme conglomerado de jóvenes americanos y, de muchos del globo, que ven en esta tremenda ciudad la vía para convertirse en profesionales con carreras exitosas, especialmente, aquellas vinculadas a las artes.
Ahora bien, es importante empezar a hablar acerca de la protagonista de Girls. Hannah Horvath es una mujer ingeniosa, inteligentísima, brillante y graciosa. Sin embargo, tiene serios problemas comportamentales: es narcisista, tiene complejo de superioridad y padece de trastorno obsesivo compulsivo. Algunas características muy propias de este personaje es que tiene problemas para controlar su peso y es bastante desaliñada, no se ajusta a esos patrones de belleza que estamos acostumbrados a consumir en los programas de televisión y, su personalidad, su manera de actuar, toda ella es detestable en ocasiones. Sin embargo, estos son los aspectos por los cuales este personaje viene a constituirse como un ser revolucionario en la televisión.
Conforme su autenticidad, excentricidad y complejidad, Hannah es un personaje que me ha deslumbrado por completo, y debo decir que me ha parecido uno de los personajes más interesantes que he visto en una serie de televisión americana. Uno de esos que, seguramente, desagrada a más de uno, pero que a mí me ha devuelto la fe en la producción de series estadounidenses.
Ahora que he contextualizado un poco sobre Girls y, por supuesto, sobre Hannah, quiero decir que cada una de las personalidades de estas chicas nos remiten a mujeres que todos podríamos conocer. En principio, podrían parecer muy particulares, pero sus personalidades pueden ser perfectamente extrapolables a las de cualquiera. Voy a contarles un poco sobre cada una de ellas.
Marnie, mejor amiga de Hannah, tiende a controlar todo a su alrededor, sin embargo, su vida se va volviendo de forma progresiva en un desastre en donde reina la inseguridad, el caos y el miedo. Por otra parte, tenemos a Jessa, la libre, viajera e indomable sirena de la serie, quien nos recuerda a esas almas que parecen flotar por el universo, que destilan seguridad, sensualidad e inteligencia, sin embargo, sus tantas falencias afectivas y heridas por abandono siempre terminan por llevarla al camino de la autodestrucción. Y por último, pero no menos importante, tenemos a Shoshanna, una joven tenaz, intensa, ambiciosa, quien eventualmente consigue todo lo que desea y tiene una enorme comprensión de la realidad.
Uno de los rasgos característicos de Girls es el tema del sexo. La serie aborda el tema sin tapujos. Miles de escenas frecuentes sobre sexo son presentadas casi continuamente durante los más de sesenta capítulos de esta serie, y nos ayudan a entender cómo los personajes viven este aspecto en sus propias vidas. Hannah, por su parte, vive una sexualidad abierta y muestra su desnudez sin complejos. Ella nos invita a superar los patrones de belleza occidentales. Es hermosa, no estoy segura de si lo sabe o no, sin embargo, parece sentirse cómoda en su piel y lo demuestra continuamente hasta el final de la serie.
Otro tema sumamente interesante de la serie es el modo en el que las personas interactúan. Muchas veces lo hacen de forma pacífica y controlada, aunque también lo hacen de forma violenta. Violencia verbal y física que surgen como producto de las situaciones que se encuentran experimentando. Hay escenas fuertes en los cuales se producen diálogos tenaces y se dicen verdades crueles, y todos ellos son dichos con inusual sinceridad. Muchas de estas escenas de peleas y conflictos se desarrollan entre las parejas románticas que se van estableciendo en la serie. Estos jóvenes disienten, gritan y se atacan mutuamente, y lo hacen de forma muy visceral. Tomando en cuenta que soy de un país latinoamericano, en el cual se mide enormemente lo que se dice y en el que todos se ofenden fácilmente, los personajes de Girls parecerían estar desbocados y ser crueles, pero este hecho no deja de ser refrescante, sorpresivo y, en ocasiones, agobiante. Los escritores del guión de Girls no tienen miedo a revelarnos la verdad y nos inundan con ella.
También debo anotar que los personajes de la serie siempre realizan referencias a personalidades del mundo del arte, cine, literatura, televisión, etc., de ahí que haya ciertas partes que es dificil entender en toda su magnitud, sin embargo, la serie es perfectamente digerible aún cuando no se esté familiarizado sobre famosos personajes americanos, en especial, los de la cultura popular. Asimismo, abundan las referencias geográficas sobre sitios de Nueva York, hecho que brinda una ventaja comparativa a quien sabe sobre la distribución de barrios y cómo movilizarse en la gran metrópoli. En todo caso, si bien la serie tiene un enfoque enormemente neoyorquino, puede ser disfrutada por gente de todas partes. Aquí lo que cuenta es la historia que es narrada y que se asienta en esos personajes tan complejos e interesantes como Hannah y sus amigas.
Por supuesto, los hombres también son parte fundamental de la vida de estas mujeres que buscan amor, compañía, el hombre de sus sueños. Sin embargo, se encuentran con que muchos de ellos son seres violentos, controladores, incompetentes, inmaduros, inaccesibles emocionalmente, drogadictos, depresivos, maníacos, etc. En ellos, asimismo, vemos de alguna manera a hombres que todas las mujeres hemos conocido.
Considero que Girls es una obra magnifica para entender la vida misma. En ella se retratan con absoluta perfección cómo nos afectan a los adultos los asuntos relativos a la infancia que hemos vivido. Estos aspectos definen, la mayor parte de las veces, cómo serán nuestras relaciones sociales en la vida adulta. La serie hace énfasis en el modo en que los traumas y vivencias infantiles pueden generar adultos rotos, adultos que repiten muchos patrones heredados. Traumas de la infancia que tienen como consecuencia juventudes desesperanzadas, sumidas en las tinieblas de sistemas sociales que terminan por devorarles.
Girls, asimismo, nos expone ante la triste realidad de que las amistades pueden verse despedazas conforme el paso del tiempo, nos demuestra que no todos los amigos de la juventud nos acompañarán en el futuro y que el destino no siempre es comunitario, así como uno se lo figura en los años de la temprana juventud. Nos enseña que los sueños no se cumplen de la manera en que uno se figura y que la vida está llena de dificultades, algunas de ellas, muchas veces insuperables; y, nos enfrenta al hecho de que las cosas no siempre, casi nunca, resultan como las hemos planeado.
Hace mucho tiempo no me sentía tan anonadada por una serie de televisión, que termina por parecerse a una verdadera obra de arte. Una serie trascendental, humana, visceral y realista, que se desarrolla en una ciudad tan glamurosa como gris, tan deslumbrante como siniestra, tan esperanzadora como estéril. En Girls se conjugan los elementos de la juventud y los desastrosos desenlaces que pueden darse como resultado en la vida después de superada esa etapa. En definitiva, la serie nos coloca ante ese acantilado que implica convertirse en adulto, nos invita a aceptar la duda y el miedo; y, nos obliga a reconocer que hay pocas o ninguna garantía para salir ileso de esa transición de la juventud a la adultez.